Un thriller erótico de madrugada dirigido por el maestro artesano Sam Firstenberg (“El guerrero americano ,” 1 y 2) , barato y sin pretensiones, con algún que otro elemento interesante y con la famosa y conflictiva Sean Young en uno de sus papeles de mujer fatal y de tintes oscuros.
Una joven agente novata es encargada por sus superiores la
misión de vigilar a una mujer madura que al parecer está trabajando como
científica para un grupo secreto. Al
hacerlo descubre que la mujer es aficionada a prácticas eróticas algo extremas
, además parece seguir una serie de extraños “juegos de roles” con algunos de
sus amantes. Con el tiempo la joven e inexperta agente se involucra con la
mujer cuando descubre que esta es maltratada y abusada por parte de su pareja.
Con pintas de telefilm de sábado noche, extremadamente confusa y con un montón de giros de guión que llegan a hacer que uno pierda el hilo por momentos. Si a eso le sumamos la torpeza con la que se resuelvan algunas situaciones , al final se trata de una peli que deja ver un “quiero y no puedo” de imitación de películas como “Instinto básico” o “el silencio de los corderos” pero cuyo desenlace echa a perder la función por su estrambótica vuelta de tuerca final , con incesto, traiciones , asesinatos y tramas policiales pasadísimas de rosca.
La película tiene cierta gracia ,precisamente por lo friki y excesiva que llega a ser en algunos momentos. Además cuenta con la presencia de los grandes Seymour Cassel y Robert Vaughn (ambos en horas bajísimas) y de prota tenemos a Soleil Moon Frye , famosa en su momento por haber protagonizado la infame serie de ¡¡¡Punky Brewster!!! (AAAaaaaarrrrgggghh)
Además también tenemos por ahí en un papel de policía a Rob
(“Calor tropical”) Stewart , un doble zetoso y televisivo del mítico Lorenzo
Lamas.
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